sábado, 1 de noviembre de 2008

!!!!FELIZ DIA DE MUERTOS!!!!

Se paseaba la muerte por el cementereo
con la mision del clan atrapar
y con sus almas de acarreo andar.

Primero fue por odie que la trato de vacilar,
despues a kasu tuvo que buscar.

Fue por Lyz quien trato de escapar,
y Por sumi hasta argentina fue a dar.
Por ultimo a Blue tuvo que encontrar,
descubrio que esta se fue a parrandear;
celebrando su cumple las invito a festejar.
Entre todas hicieron ala muerte bailar,
entre giros y maromas la hicieron tambalear
y al suelo fue a parar.
Recogiendo sus huesos por todo el lugar
se fue a su casa descansar,
no sin antes al clan amenazar
"!! El proximo año las voy a atrapar!!"
Si, las *calaberas* no se me dan muy bien pero espero que les cause un poquito de gracia jijiji
Las quiero chikas.
*Las calaberas son poemas o versos que se realizan por la celebracion del dia de muertos en Mexico, deben ser ingeniosas, devertidas y rimar,

Obsequio

Capitulo II

-Es un bellísimo paraje, difícilmente se pueden sembrar Duraznos y limas en mi hogar-

-Esta es una tierra limpia y fértil, milord. De eso ha dependido el sustento de nuestro pueblo desde siempre-

Le explico Lady Haruka al recién llegado, que gustosa cumplía con la su solicitud que le hubiese hecho después de hablar con su padre, al darle un recorrido alrededor de los huertos frutales.

Poca atención prestaba a la historia, mucha más al andar de la dama que caminaba a su lado, apenas lograba escuchar el crujir de la hierba bajo los pies de la joven, indudablemente perfeccionados al paso de los años que debió dedicar al entrenamiento de elegancia y distinción de toda dama que se prestara a presentarse en sociedad. Su posición erguida, sus pasos firmes y cortos, el silencio de cada pisada se lo confirmaban. Le indico cambiar de camino, señalándole sutilmente un robusto árbol a poca distancia. Se ocultaron bajo su sombra viendo caer los pétalos de las flores que el viento desojaba. Con todo el uso de la elegancia que su cuerpo poseía, la joven se inclino hasta tocar casi sus pies dejándose observar por el caballero de quien tenía ahora toda su atención. Dejo que la contemplara en aquella posición, que no tenía otra intención más que mostrar todos los atributos de los cuales ella gozaba y que aquella maniobra realzaba considerablemente, indudablemente una estrategia de seducción que dominaba con total naturalidad. Se levanto aparentando inocencia de la intensa mirada que hubiera robado al joven y le ofreció el tierno durazno que recogió del suelo.

-Son los más deliciosos de todo el reino milord, compruébelo por sí mismo- se dirigió a él, invitándolo a comer de sus manos el fruto.

No le cavia duda, aquella doncella obraba a la pura orden de la astucia y premeditación, bien educada en la instrucción de su padre, de cómo poner a un hombre a sus pies. Diestra en la formalidad, artera, inteligente, sagaz, recatada y arrebatadoramente deseable, suponía un gran partido al hombre al que fuera entregada. Tomo la suculenta fruta y la miro como si entre sus manos tuviera la gema más preciosa.

-Lady Haruka, ¿Sabe la razón de mi visita y del encuentro que e celebrado con su padre?-

-El cumplimiento de las órdenes del Rey-
Dio un mordisco al terso fruto arrancando la mitad del contenido. Degusto el sabor dulzón y acido, que pocas veces había tenido la suerte de disfrutar.

-He de suponer que conoce dichas órdenes-

-Mi padre me las ha confiado y debo ser sincera con usted, en un principio no logre comprender tal disposición de su majestad, al ser yo una neófita en temas políticos- dijo mostrándose sumisa y obediente- pero mi padre me ha explicado que todo esta ha de hacerse por el bien de nuestra patria-

-¿Significa que no dudaría en sacrificarse por el bien de su país?-

-Ni un solo momento-

- Y si he de deciros que usted ha sido entregada a los brazos del enemigo, por su padre y por solicitud del su rey…-

-No lo calificaría de un gran sacrificio que necesitara de una férrea voluntad- le contesto a medida que giraba alrededor del árbol tomada del tronco y aparecía del otro lado- usted parece un hombre caballeroso y gentil-

-Lo soy con quienes me demuestran su lealtad-

-la tendrá siempre-

-¿Tu obediencia?-

-a toda hora-

-¿tu confianza absoluta?-

-incondicional-

-Y si tu sangre te llamara de vuelta a estas tierras-

-Mi lugar es al lado de mi esposo, su casa será mi hogar y fidelidad se la debo, primero a mi Dios
y enseguida a mi señor-

Como si declamara un poema bien estudiado, recito cada una de las palabras que el caballero – o cualquier otro- esperaría oír de la mujer que compartiría el resto de su vida.

-Debo admitir que por algunos momentos la angustia fue presa de mi, milord-le confesó llevándose las manos al pecho- creí que elegirías a mi pequeña hermana…-

-¿Lady Kasumi?-

-Si- afirmo con la cabeza- La admirabas con tal devoción en la galería, que supuse que sería ella tu elección-

-Es dueña de una hermosura extraordinaria y unos ojos que jamás hubiese visto e pero- titubeo al elegir sus palabras- es solo una niña-

-sus palabras me tranquilizan milord- y como ella misma lo describía todo su cuerpo dejo caer el evidente peso que sus conjeturas hubiesen puesto sobre su espalada. Mirar los celos que una criatura pudieran despertar en una dama de tan sublime belleza le parecía más que hilarante pero a consideración de los sentimientos de esa mujer prefirió ahogar su sonrisa en el ultimo pedazo de durazno que aun quedaba en su mano.

A lo lejos una figura se dibuja en el horizonte haciéndose más grande y formada a medida que se acercaba a ellos, gritando y gimiendo, agitaba los brozas deseaba de llamar su atención

-Lady Haruka, Lady Haruka….Lo ha hecho de nuevo- gimoteaba al momento que su paso se mermaba al alcanzar las sombras del durazno- Su hermana lo ha vuelto a hacer y Don Nicolás está furioso… solo aparte unos segundos la vista y ha logrado escurrirse como el agua. Don
Nicolás ha amenazado con cancelar las clases de violín para marcharse y no volver jamás- gritaba furica la tutora.

-Pero se supone que debías tenerla vigilada-

-Solo el santo padre puede mantener vigilada a esa criatura, se mueve como si atravesara las paredes…-

Le pareció demasiada algarabía para un asunto tan insignificante, la ausencia de una clase de violen no significaba el fin del mundo y mucho menos justificación para los alaridos que vociferaba la anciana. Estiro su mano rumbo a las ramas bajas del árbol para buscar recoger otro fruto pero en lugar de eso diviso los tobillos desnudos que se ocultaba debajo del ruedo del encaje azul. Reconoció la forma de sus pálidos pies descalzos colgados de una rama alta y siguió su acenso en busca del rostro de la fugitiva que se escondía entre las hojas. Justo cerca de la copa del árbol, lo miraba con su rostro envuelto en un chal índigo pálido, ocultando el incandescente color de cabello que la descubriría en un segundo. Lo miro desde aquella insólita altura llevando ambas manos a sus labios en señal de una súplica por su Silencio. La cómica escena no pudo haber sido imaginada si no por el más habilidoso comediógrafo: Las mujeres, histéricas por su huida y la escapista sobre sus cabezas volviéndolo su cómplice.

-Lord Satoshi, espero tenga la amabilidad de dispensarme pero apremia encontrar a mi hermana-

-Por supuesto-

Y tan rápido como llego, la anciana se alejo seguida de su ama a la búsqueda de alguien que no deseaba ser encontrado.

Antes siquiera de poder ordenárselo, la miro descender con una habilidad digna de un felino. Ahora entendía la facilidad con la que se le deba el escape y el acenso a los arboles. Cuando la sintió en una rama baja que fácilmente soportara su peso, le hizo señas de que se sentara y sin causarle el menor esfuerzo la tomo por la cintura y la levanto hasta dejarla de pie entre las hojas caídas en el suelo.

-Gracias por no delatarme-

-No tienes por qué hacerlo. Me ha resultado mortalmente cómico ver tus piruetas allá arriba- le contesto extremadamente complacido – pero me has obligado a ocultarle la verdad a tu hermana-

-Le pido disculpas por eso, no deseaba arrastrarlo en mi travesura milord- le contesto sin tratar de disfrazar el agrado que ese hombre le provocaba.

La miro radiar al sonreírle, era en extremo bella, no solo por el esplendor que emanaba de su figura y su piel, un atractivo mágico se desprendía de ella encantando sus sentidos. Se dio el placer de volver a examinar los rasgos que poseía, indagar más detenidamente sus facciones: el contorno de sus ojos, el perfil de su nariz, el suave delineado de la comisura de sus labios… fue ahí donde una imperfección apareció a sus ojos, lo que al principio le pareció un mechón de cabello fuera de su lugar, comenzó a expandirse a lo largo de su mejilla, casi llegando a su cuello.

-Te has herido- dijo preocupado de que alguna de las ramas hubiese arañado su rostro. Sostuvo la mejilla con su mano y con su pulgar borro el rastro que la gota de sangre dibujo en ella. La muestra de afecto de ese hombre la hizo estremecer, algo había en el que no le permitió alejarlo de sus pensamientos desde esa misma mañana que lo hubiese conocido. Y aunque sabia de la disputa que sus familias celebraban desde hace siglos, le emocionaba efusivamente que pronto formara parte de la familia.

-Mi piel es delicada señor- dijo apartando su rostro abochornado de la vista del caballero- en extremo. Se hiere con suma facilidad. No es nada de qué preocuparse-
Sintió el rechazo por parte de la joven y dudando un segundo comprendió la razón. Tomo su barbilla entre sus dedos y volvió su rostro hacia él.

-Es que nunca has sido contemplada por un hombre ¿No es así?- evidentemente su observación la incomodo demasiado al punto de desviar sus ojos al suelo- ¿Qué edad tienes Kasumi?

-Quince años- La respuesta lo desconcertó, hubiera calculado doce, trece años como máximo. Le era imposible imaginar que los encantos hubiesen sido ignorados en una mujer en edad de contraer nupcias. Sintió que apretó los labios tratando de contener la amargura de lo que estaba a punto de decir –Estoy prometida a Sir Kojiro…un viejo amigo de mi padre-

-Disculpe mi atrevimiento Lady Kasumi- soltó su rostro y se disculpo por la osadía de creerla abandonada.

-Por favor no se disculpe- Le dijo divertida al ver como asumía su rol de caballero –Debería ser yo quien le pida perdón, lo he inmiscuido en unos de mis ardides para molestar a mi padre-

-De ninguna manera My lady…-

-Por favor llámeme Kasumi, he disfrutado mucho escuchar mi nombre salidos de sus labios-

-Solo si usted me proporciona el mismo placer- Ella asintió gustosamente. Mientras que un sonido horrible proveniente de la casa llegaba hasta ellos

-Siendo que pronto nos convertiremos en familia, creo que deberá acostumbrarse a este tipo de desavenencias- le susurro en complicidad de un secreto.

-Creo que sí, ya me enterado que ha dejado plantado a su maestro de violín-

-Es un pequeño juego que compartimos Sir Ceres y yo: yo me escondo y él le grita a mi padre furioso-

-¿Sir Nicolás Ceres es su maestro? Pero si se trata del compositor de la corte. Confecciona como ningún otro-

-A si como sus insultos y reclamos a mi interpretación-

-Pero debe ser muy diestra si Sir Nicolás le ha tomado como pupila- Su alago volvió a avergonzarla atroz mente- debe permitirme oírla desempeñar una pieza.-

-Y lo hará-le aseguro- tocare en el baile que mi padre ofrecerá en su honor Lor… Satoshi…- pero antes de poder darle los pormenores de la celebración, una nueva figura se acerco a ellos, más alta y robusta que la anterior.

-¡¡¡Kenji!!!- grito emocionada y salto a los brazos que el hombre le extendía- Creí que llegarías hasta a mañana.-

-El buen tiempo me ha permitido regresar con mucha anticipación mi querida Kasumi- la aparto de su abrazo y la miro con severidad- me encontrado con Haruka y me ha contado que volviste a escapar, le he dicho a mi padre que me has visto llegar por la ventana del salón y has venido en mi encuentro…ahora debo llevarte con él, para tratar de calmar sus ánimos y ahorrarte una golpiza como las ultima vez Kasumi-

-Eso puede esperar un segundo- Le contesto sin la menor preocupación que mostraba su hermano a las amenazas de su padre- Deseo presentarte a alguien, Kenji el es Lord Satoshi Sekai. Satoshi, el es mi amado hermano Kenji.-

-Un Honor Milord- lo saludo son una reverencia sin soltar su hermana por miedo a una nueva fuga.

-EL honor es mío-

-Ahora si me disculpa Milord, debo de llevar de regreso a esta dama antes de que comparta el fatídico destino que se cierne sobre ella-

-O si gusta podrías acompañarnos…-