martes, 29 de julio de 2008


!!!!VUELVEN A ESTAR JUNTOS!!!!


Al menos por un capitulo mas... Esta confirmada la aparicion de Misty en D&P en el episodio #94 :"Reencuetros especiales" y aunque se especula la trama del capitulo y si sera en este donde Misty finalmente le confiese sus sentimientos a Ash, se sabe con seguridad que es un capitulo muy esperados no solo por todos los fans de la bella pelirroja, sino tambien por los nostalgicos espectadores que añoran los capitulos con los que cresimos (10 años no se dicen facil) y a sus protagonistas originales... Finalmente la esperanza es lo que nos mantiene de pie y andando....

sábado, 26 de julio de 2008

Esta imagen es la inspiracion basada en el nuevo fic de Sumi "Cuando las chikas se juntan..." y como obsequio del cumple de odie.

Sip, no tenia nada que hacer........

domingo, 20 de julio de 2008

Fin de semana

Bueno niñas les dejo un capitulo, yo se que habia prometido 2 ^^U pero esta fue una semana pesada y el otro capitulo esta en cotrol de daños.
Sinceramente espero que les guste, trabaje mucho en el y realmente no se como quedo.

DICCIONARIO:
Agreste: Rustico, rural.

Parafernalia: protocolo, etiqueta.

Toilette: peinado, chongo, roilete.

Abanillo: Abanico.

Ardid: Lio, discusión, problema.

Rose D'ivore CAPITULO III

La combinación de tejados azules, rojos y amarrillo pintaban el paisaje acompañado de los sonidos y aromas que se colaban por los ventanales del carruaje en marcha. El pintoresco pueblecillo se dibujaba al paso del trote de los corceles. Con ánimos desganados se acomodo en el satinado asiento acerándose a la ventana, aparto la cortinilla de encaje que obstruía su vista hacia el exterior. El agreste escenario arranco un mueca semejante a una sonrisa de sus inflexibles labios, sin saber la razón de aquella sensación de autocompasión .Tal vez por la nostalgia de su villa natal a la cual dudaba algún día volver o por la ironía de acabar en un lugar tan semejante, viajar tanto de un terruño a otro solo para adoptar un apellido…. Sekai… kasumi Sekai… Sus labios perdieron su poca elasticidad, convirtiéndose en una tensa línea, arrugando entre sus dedos el encaje de la cortinilla.

-Ahí- indico la mano femenina- en esa posada, detengámonos en esa posada a descasar-

-Como usted diga señorita- contesto el cochero guiando fuera del camino a los caballos que resollaban pidiendo un descanso bien merecido, deteniéndose frente el portón del comedero

-Azami, ¿se puede saber que haces? Debemos llegar a casa de los sekai, aun falta camino y no creo….-

-Quieres calmarte ¿Cuál es tu prisa por llegar?-pregunto retando a su malhumorada pariente- tenemos 3 días de camino, los caballos están por desfallecer y honestamente yo también- cubrió su rostro tras el abanico de bambú y puntilla, tocando su frente con el reverso de los dedos encalados en un melodramático ademan de desmayo, tratando hacer reír a su molesta homologa quien la miro de forma severa -Vamos Sumi, necesitamos un recreo, además ¿no pensaras presentarte así?-

-¿Qué tiene de malo mi vestido?-Se miro a si misma buscando algún defecto entre el plisado de seda negra.

- Parece que iras a robarle la vida al novio y quedar viuda de antemano. Descansaremos un poco y te elegiremos un atavió menos…-
-¿Lúgubre?-

-siniestro, pero si a ti te entona esa palabra…-El suspiro fue tomado como el mejor de los consentimientos, en dicha situación no podría espera nada mejor. Con la gracia que años de parafernalia curtieron, tomo la pañoleta de los hombros de su parienta y envolvió el toilette alto compuesto por el cabello de la dama de negro, acomodando cualquier onda que escapara al rondado del bordado, disimulando cualquier rastro del inusual color en su tocado.

–No queremos ser parias antes de que tengan el gusto de conocernos y averiguarlo por ellos mismos. Sígame My lady-

Acomodo sobre sí misma la manteleta de un color mucho más alegre, alzo con un tirón la tela de su falda, el faldón y la crinolina dejando suficiente espacio libre a sus zapatillas para descender por los angostos peldaños de la carroza. Abrió nuevamente el abanico ahora para alejar el intenso aire seco que la recibió, replanteándole la enorme comodidad de la carreta y agradeciendo que la fonda estuviera a solo unos pasos. Aguardo junto al cochero quien sostenía abierta la puertezuela esperando a que la dama descendiera al igual que su doncella.

Bajo cubriendo su rostro con los pliegues del abanillo, impasible al calor de los rayos del medio día, que los alcanzo antes de internarse al poblado. Parpadeo solo una vez, aprendiendo el corto camino hasta el portón de madera para después esconder su mirada esmeralda detrás de sus parpados cerrados. Camino como una ciega de nacimiento dejándose guiar por sus otros sentidos, ignorando los claros susurros de los aterrorizados espectadores , que atraídos por la elegancia del carruaje, ahora miraban espantados al mujer espectral que parecía mas flotar que caminar, cuya piel blanca resplandecía por debajo del ropaje luctuoso pareciendo dejar un rastro nebuloso a su paso.
Guio la marcha hasta dentro de la posada, escoltada por su cochero y dejando al final a la complacida acompañante que divertida miraba a los fisgones, imaginándose su reacción de enterarse que acababan de observar pasar a la novia del señor de aquellas tierras.

El olor de alimentos y bebidas se mezclaban en uno nuevo que apetecían a casi todos los recién llegados, pero lo que ellos realmente anhelaban era la suavidad de una cama que los acogiera en un sueño profundo y de la tibia caricia del agua que los ayudara a refrescarse. Pese a la disposición y generosidad de su ama, el sirviente se negó a aceptar los desahogos reservados a los nobles o en desistir en su obligación. Aguardo en la entrada de cámara asignada a las damas para su aseo y descanso. Dos tinas de pulido cobre habían sido preparadas con sales, desprendiendo vapores lavanda y eucalipto, pero un solo conjunto de prendas yacían sobre el biombo que separaba la habitación.

-El agua esta deliciosa- escucho a la voz que salpicaba del otro lado de la mampara- deberías asearte un poco-

-¿Qué tan grande será el pueblo?- pregunto sentada sobre la cama.

- lo suficientemente grande para perderte unas horas y lo suficientemente pequeño para que te encuentren-

-Creo que vi un mercado de flores adelante-

-Creo que un ramo de alcatraces le gustaría a Madame sekai- contesto Azami distraídamente observando las gotas que recorrían sus piernas extendidas por sobre el nivel del agua

- Me parece apropiado- se dijo convenciéndose de salir pero cuando la silueta de sus huellas se calcaban sobre el piso de madera y la humedad había alcanzado ya el ruedo de su vestido una mano goteante la detuvo antes de conseguir llegar a la puerta. Siguió el brazo que la sujetaba, , hasta distinguir los hombros desnudos que asemejaban un tono mucho mas descolorido del cobre. Ni los empapados mechones dorados lograban esconder la mirada que le lanzaban una silenciosa amenaza ya conocida, antes de dejarla libre y volver a acomodarse apaciblemente entre las ondas de agua caliente.

-recuerda que me gustan los tulipanes-

-Y a mí las orquídeas y no por eso pienso ir a África a buscarlas- contesto mas fastidiada que antes acomodando su vistoso cabello debajo del chal oscuro y saliendo de la húmeda habitación.

Las cosas parecían atentar contra su endiablado humor, los afilados comentarios de Azami, la desesperante conversación con su cochero para hacerlo ver lo innecesaria que era su compañía y lo perfectamente capaz que sería ella por cargar un ramo de flores y claro las incesantes miradas de las personas que la veían pasar atra vez del mercado improvisado en la plaza del pueblo. Pese a lo abarrotado que se encontraba la plaza y a que los caminantes se abrían paso a empujones, la gente hacia lo imposible por evitar tocarla o tener un contacto directo con ella, haciéndole recordar el comentario de su dama de compañía dentro del carruaje…. Parece que iras a robarle la vida al novio… , al ver, no era a única que lo pensaba y lo prefería así, no se sentiría capaz de sonreír según el protocolo aceptando las disculpas de alguna persona por chocar con ella.

Finalmente llego al primer puesto de flores que pudo ver en todo el mercado, rodeado de barriles de madera rebosantes de agua y lo que a simple vista reconocía como margaritas salvajes, Gardenias, Gerberas y Girasoles, las flores más comunes en una zona alta de la región. Camino entre los contenedores deleitándose entre el aroma a hierva, esencia y madera húmeda. Más adelante en jarrones de metal reconoció algunas otras como Rosas, tulipanes, claveles y otras que desconocía pero que brillaban en innumerables colores, esperando para adornar algún buque para una gran ocasión o solas escondiendo un secreto entre dos enamorados.

Logro llegar a la plancha de madera que servía de recibidor para atender los pedidos de flores y observo de mucho mejor humor al anciano de pequeña estatura hablando con las flores que bañaba cuidadosamente, tallando sus hojas y mimándolas , diciéndoles orgullosamente lo hermosa que eran cada una, dirigiéndose a ellas por su nombre –Daisy, lily, Violeta-.

-Buenos Días señor- dijo inclinándose, alertando su presencia dentro del establecimiento, lo último que quería era que la confundiera con la muerte y que de la sorpresa arruinara sus amada flores.

-Buenos días niña- respondió el saludo mirándola como a una muy antigua clienta, terminando por alegrar a la dama- ¿En qué puedo ayudarte?-
-Me gustaría comprar un ramo de alcatraces frescos y uno o dos tulipanes, si no fuera mucha molestia-

-ninguna querida, si no ¿para qué estaría aquí?- le sonrió antes de tomar una canasta tejida e ir colocando una a una, con sumo cuidado, las flores que le solicitaron- ¿No eres de por aquí verdad niña?- negó con la cabeza paseando su mirada por cada uno de los ramilleteros que contenían los exóticos botones, sin darse cuenta que el anciano había entrado a la trastienda – No nos visitan muchos extranjeros… -volvió a salir cargando dos bultos envueltos en lino y los coloco sobre la mesa improvisada justo al lado de una cazuela de barro.

Los ojos agua marinos cambiaron a un color turquesa que brillaban al reconocer el contenido de la olla de barro: un retoño cerrado, de color terroso, áspero y arrido.

-¿Q –Que es esto?- pregunto señalando los bulbos secos.

-¿Eso? No es nada querida, solo capullos sin vida, deshechos.-

Miro con incredulidad al hombre que sin duda era un experto botánico, ¿Cómo podría confundir esos brotes con “Deshechos”? O ¿ella los había confundido? Tomo un botón y lo hundió en un barril de girasoles casi vacío. Lo observo hundirse al fondo y espero. Este volvió a la superficie casi de inmediato pero el agua había emblandecido su exterior que poco a poco empezó a abrirse.

Un destello de color pálido sobre salió por las primeras grietas del caparazón que crecían a medida que bebían el liquido a su alrededor. Pronto una hermosa flor flotaba como un lirio acuático, extendiendo sus raíces por debajo del agua y desplego sus hojas casi transparentes ante la mirada atónita de la joven. De color blanco con un ligero tinte cobrizo en las puntas de su pétalos , giraba jugando en las ondas del agua.

-Rose d'Ivore…-

-Veo que conoces las rosas de Marfil-

-Mi madre…-su voz tembló- mi madre las cultivaba cuando yo era pequeña-

El anciano no necesito más que esa simple explicación, miro tiernamente a la niña vestida de doncella imaginando lo duro que su vida abría sido si un botón era capaz de desatar esa tormenta en su interior.

-My lady- ahogo las lagrimas en sus ojos y presto la atención al hombre que le hablaba, extendiéndole los dos paquetes de lino y un tercer envoltorio espolvoreado de tierra. Busco rápidamente en el bolsillo de su falda algunas monedas de oro y se las entrego sin importarle que la cantidad triplicara el valor del embalaje.

Agradeció con una gran reverencia antes de caminar rápidamente de regreso a la posada. Los tacones de sus maltratadas zapatillas temblaban entre los adoquines de la plaza debido a la veloz carrera que emprendía, presionando contra su pecho su esplendida carga. Deseaba mostrarle a Azami su adquisición, que seguramente compartiría su emoción, un trozo de felicidad en el futuro tan negro que veía crecer a su alrededor… pero un hombro se encargo de regresarla al camino, después de chocarla y hacerla caer al suelo.

Ni siquiera vio a la persona que al parecer tenía la misma prisa o tal vez aun más, pues estaba segura que iba corriendo. El golpe que la empujo fue casi tan fuerte como el de la caída. Se irguió sobre sus piernas dobladas contra el piso, frotando el brazo sobre el que había aterrizado rompiendo la manga del vestido y sintiendo la raspadura sobre su piel. El ardor le sirvió como despejante, volviéndola consciente de su estado, del incidente y sobre todo de la pérdida de su amada carga.

-¿Se encuentra bien?-

La voz le ayudo a aterrizar por completo, confirmándole que su atacante había sido un hombre. Su mano la tomo por el brazo que mantenía cruzado ayudándole a levantarse y sosteniéndola en caso de un repentino desfallecimiento.

-¿Se encuentra usted bien? Lo lamento mucho, no fue mi intención lastimarla- Era mucho mas pequeña de lo que calculo, temiendo que el golpe tuviera un efecto aun más grave en la criatura. Era apenas una adolecente, casi una niña, fue por eso que no pudo esquivarla. De peso muy liviano no tuvo problema en levantarla y supo enseguida por sus ropajes que para su mala suerte se había topado con una Dama de sociedad.

-No me ha lastimado señor- le dijo apartándose de la mano que la sostenía

-Acepte mis disculpas por favor- pero la damisela no presto atención a sus compungidas disculpas, ni siquiera lo miro, prefirió mirar a su alrededor cosa que irrito al impaciente joven. -¿Disculpe?-

-Ay no-

Instintivamente extendió sus manos al ver a la joven volver al suelo, pero lejos de sus sospechas, esta se había inclinado a observar los ramos completamente deshojados y desparramados en la tierra y a sus amados brotes destrozados por el andar de los caminantes.

La contemplo algo fastidiado, era de suponer que siendo una burguesa se molestara por caprichos como el perder un insignificante ramo de flores. Deseo marcharse de ahí antes de escuchar las rabietas de la caprichosa mujer, pero antes de retomar su acelerada marcha la mancha guinda en su brazo lo alerto estremecedoramente. Bajo al nivel de la herida y la estudio rápidamente, de la laceración brotaban pequeñas gotas escarlatas que apenas pintaban el aro blanco de piel que rodeaba la herida y que hacían más vistosa la lesión.

-¿Le duele?-

Finalmente volteo a ver al hombre que acababa de arruinarle el día, dispuesta a dejar la impresión de sus dedos en su cara. Se encontró primero con el color ámbar de sus ojos que detonaba una genuina preocupación y su rostro en un gesto de angustia. Era atractivo sin duda pero sus rasgos le parecieron más que elegantes, tenía un suspiro de algo que no sabía identificar, un algo que le pareció muy familiar y por alguna razón esto logro calmar moderadamente sus ansias acecinas.

-No- Fue su contestación, seca pero sin rastro de tono acusador. –No es nada-

-No es muy grande pero deberíamos atenderla-

-En verdad, no es nada caballero, me encuentro bien- no le gustaba la manera en que la miraba – no deseo detener su camino por cosas sin importancia-

-debo recordarle que fui yo quien choco con usted y es mi responsabilidad…-

-Yo no soy su responsabilidad-

-Por supuesto que no, señora- su actitud era más que irritante, sería más fácil tratar con una dama mimada- pero no puedo irme sin estar seguro de que se encuentra en perfecto estado-

-Le doy mi palabra de que lo estoy – contesto evitando sus ojos- y si no fuera así yo lo exonero de cualquier compromiso que lo ate a mí. Puede Marcharse tranquilo-

-Marcharme si, pero tranquilo….-

-!!!SATOSHI!!! –

-!!!CANALLA!!!-

Las dos voces se hicieron resonar sobre la multitud de la plaza, dos hombres a caballo, de semblante temible y fuertemente empuñados se dirigieron intimidantes al nombrado. Gigantes y armados trotaron en contra de su presa que por algunos minutos logro desaparecer entre los paseantes de la plaza.

El encuentro con la joven lo distrajo y con la mayor rapidez de sus reflejos recomenzó la carrera interrumpida por el incidente. Pretendía salvar su vida, con la diferencia que ahora mantenía encerrada la delicada muñeca en su mano, arrastrando a su prisionera. Corrió sobre la acera en dirección al oeste, buscando un lugar que le sirviera de refugio, pero el peso de la joven frenaba su paso, que tropezaba incesantemente por lo abrupto de la huida. Se coló entre los comercios tratando de desaparecer su rastro, alarmando a los patronales y a la clientela que dificultosamente esquivaba por el cuerpo que se resistía al incesante jaloneo.

-¿Se puede saber que pretende? Como se atreve….-

-Créame, mi lady, está más segura conmigo- le aseguro mientras miraba sobre su hombro verificando que sus rastreadores no estuvieran a la vista

-Discúlpeme si no comparto su opinión-

-La han visto, si la dejo a merced de esos “caballeros”… Bueno, realmente dejara de ser mi responsabilidad-


Sus ojos se abrieron desmesuradamente, imaginando las atrocidades de las que esos hombres serian capas. Dejo de resistirse al arrastre para comenzar a moverse por sus propios medios, sin soltarse del hombre que pretendía protegerla. Sintió el choque de los cascos cada vez más cerca, pese a que no podía verlos, sabía que no tardarían mucho en alcanzarlos.

-Por aquí-

El nuevo jaloneo fue especialmente doloroso debido al cambio de dirección y a la velocidad que ya habían tomado, pero no había tiempo de quejarse del maltrato del que era víctima, de hecho al hombre no parecía importarle, su prioridad ahora era escapar.

-¿Pero por que lo buscan?-

-Un desacuerdo entre caballeros, mi lady-

Jalo su brazo y la acerco mas a él, provocando otro tropiezo, sin darle tiempo de caer al suelo. Doblaron de nuevo, entrando a la calle principal de la villa. Usaron la corriente de personas y carrosas para retomar la delantera y volverse a perder entre las callejuelas.

-¿Y por qué no los enfrenta cara a cara?-

-Yo tengo una espada y ellos tienen dos, haga usted la cuenta-

-Son unos cobardes-

La reacción le pareció hilarante, viniendo de una mujer que acababa de conocerlo. La realidad era que prefería evitar cualquier enfrentamiento, aun más si no fuera únicamente su sangre la que se derramara. Entraron a la caballeriza de la catedral, alarmando a los animales guardados ahí. Se ocultaron dentro del establo de una yegua particularmente dócil que no le importo resguardar a la pareja.

- ¿Cree que nos encuentren?- pregunto la mujer, con sus manos sobre su pecho que subía y bajaba tratando de recuperar el aliento.

-Desgraciadamente son excelentes rastreadores y endiabladamente inoportunos, mira que entrar a la habitación de una dama sin tocar….-

No era la primera vez que se encontraba en un problema similar y parecía disfrutar la situación, contrario a la chica engañada que había sufrido la persecución como una criminal. Sintió la sangre subir a su cabeza, ruborizando su rostro de rabia. Ese hombre le había provocado una caída, arruinados sus rosas de Marfil y la había arrastrado al medio de una pelea que mas que manchar su reputación podría costarle la vida.

-¡¡¡COMO A OSADO…!!!-

La mano del joven callo el reclamo en los labios de su acompañante, dejando oculta su posición a los hombres que los seguían y que acababan de entrar a la caballeriza. Los quejidos de los caballos resonaban al paso de los hombres, como si los animales presintieran sus crueles intenciones.

Tomo a la doncella y la acomodo contra su cuerpo presionado en el rincón que formaba una de las paredes y la puerta del establo. La rodeo con sus brazos, sosteniendo su espalda y dejando que acomodara sus piernas por encima de las suyas, sin apartar la atención de los ruidos provenientes del pasillo.
Sintió las pequeñas manos presionar contra su pecho y el temblor que pronto se apodero de ella. Era mucho más pequeña de lo que sus ropas ocultaban, ligera y muy frágil, casi de cristal. Su piel inusualmente blanca, opalescente, armonizaba extraordinariamente con los cobrizos mechones que se asomaban fuera de la oscura pañoleta, dándole un aura etérea, como a la de un ángel. Sus rasgos infantiles tenían una sensualidad natural, inocente, cautivadora, mágica.
No había reparado en la belleza divina de aquella criatura a la que había envuelto –accidentalmente- en gran peligro. Observo la humedad formándose bajo sus ojos fuertemente cerrados y los sollozos que dolorosamente mantenía en silencio a causa del pánico. La estrecho un poco más, más cerca, tratando de tranquilizarla dejo que ocultara su rostro en su hombro. Despojo su cabeza de la mantilla y acaricio su cabello mientras sentía sus lagrimas descender por su cuello. Percibió el perfume que emanaba de los rojizos risos, aroma a lilas orientales, delicado, sutil y embriagador. ¿Quién era la mujer que sostenía entre sus brazos? La señorita de sociedad que, contra toda regla de etiqueta permitía que un hombre completamente extraño para ella la consolara de aquella forma, algo en ella la hacía especial, algo en ella era único, podía sentirlo y por eso el no permitiría que nada o nadie le hiciera daño.

Escucho los pasos que se acercaban a la cuadra donde yacían ocultos. Sostuvo la empuñadura de su espada, listo a desenvainarla. Guardo silencio y espero, acercando más a su protegida. Permanecieron eternos momentos frente al establo, buscando algún rastro de él o de la mujer que lo acompañaba. Revisaron los últimos cubículos vacios y al no encontrar alguna huella de su presencia montaron de nuevo sus caballos y siguieron su búsqueda sintiendo que habían perdido el tiempo al haber entrado a ese lugar.

Relajo los músculos de su espalda, apoyándose contra la puerta. Libero un poco la presión sobre la joven y suspiro aliviado. Los habían logrado despistar, al menos por algunos momentos se encontraban seguros. Pero cuando intento comunicarle la buena noticia a su compañera de aventura, su mano enguatada cruzo el aire atravesándole el rostro.

-¡¡¡ ¿QUE CLASE DE HOMBRE ES USTED?!!! ¡¡¡ COMO A OSADO INMISCUIRME EN UN ARDID DE ESTA CLASE!!! –

-La clase de caballero que la ha salvado de convertirse en un pedazo de carne a merced de dos coyotes hambrientos- Dijo con rudeza, frotando la marca roja en su mejilla, que se encargo de borrar la cálida sensación que la joven le producía.

-Acertaron en llamarlo canalla, no hay mejor palabra para describir lo que usted a hecho…-

-¿Canalla? ¿ yo? Pero si hace unos momentos usted los ha llamado cobardes-

-Por que creía que se trataba una pelea injusta, una gresca de honor, no un lio de faldas-

-¿Y eso es una ofensa inferior? Se trata del honor de una dama-

-Honor que usted se ha encargado de manchar, señor-

-Solo he hecho lo que el prometido de mademoiselle Leviant no ha logrado hacer-

-No se acerque a mí-

En un segundo, la hoja de su espada amenazaba con cortarle la garganta. De un movimiento casi centellante, la joven alcanzo el mango del arma en su cinturón y ahora lo amputaba con ella en una perfecta posición de ataque.

-No se atrevería a….- pero la punta de la hoja de acero se afirmo más cerca de su cuello, tocando su piel sin pincharla

-Deme una razón-

Miro a su nueva atacante. Completamente ajena a la niña aterrorizada que lloraba en su hombro, ahora se mostraba segura, decidida, valiente y extrañamente cómoda con el peso de la espada. Dio un paso atrás dejando el paso libre hacia la salida. Ella no titubeo ni un segundo, mantuvo el arma en alto, solida y con mano firme, siempre apuntando contra el hombre.

Camino cuidadosamente a la puerta saliendo del corral. Le permitió una última mirada al belicoso color esmeralda en el que se tonaron sus ojos antes dejar caer al suelo la espada y perderse atraves de la entrada de las caballerizas, dejando al hombre confundido y fascinado.

miércoles, 16 de julio de 2008

VOLVI

Bueno chicas, he regresado despues de un periodo sabatico -Muy necesario- con un oneshot a la medida de la situacion...

Personalmente no creo en las coencidencias. Las cosas ocurren por algo.
Cuando peor en sentia me encontre con este fic titulado "no more" y pese a todo me hizo sentir muy bien (Soy una persona muy rara) asi que decidi traducirlo y darle mi toque personal.

GRACIAS CLAN por apoyarme cuando mas lo necesitava, es bellisimo saber que le importas a personas que aun en la distancia se preocupan por ti.

Prometo actualizar el fin de semana -por lo menos dos capitulos- y ahora si, quiero ver actualizaciones en todos los blogs...

Las quiero Mucho.

NO MAS

No hay más que decir… al menos nada que el pudiera decir. No había hablado mucho después de aquel día.

El día en el que se negó a ser parte de la ceremonia, pese a las incesantes peticiones de sus hermanas, prefirió no ser parte de ninguna conversación, escondiéndose en el rincón más alejado de la capilla , lejos de todo y de todos, con la esperanza –y rezando –por un poco de silencio.

Todo ese circo no le daba más que nauseas. La gente a su alrededor hablaba demasiado, personas que nunca había visto en su vida llorando y gimiendo como si realmente les importara, tratando de encontrar las palabras correctas y él solamente quiso que lo dejaran solo.

No existían ningunas palabras “correctas” para tal situación. No había más que decir.

Ella se fue. Y los patéticos intentos de sus amigos por consolarlo no la traerían de vuelta. Nada sería tan poderoso como para hacerlo, el lo sabia; pero, el silencio le ayudaba a fingir que el mundo alrededor no existía más. Y si él seguía haciéndolo durante mucho tiempo, sentía que casi podría oír su voz.

Él sabía perfectamente que no estaba bien engañarse así. Sabía que solo negaba la realidad. Pero en estos momentos eran todo lo que podía hacer para dejar ir el pasado. Hasta ahora, trataba de aplazar el momento cuando finalmente tendría que decir adiós. Él engañarse a si mismo era el único modo de evitar la locura, no dejar que dolor se apoderara de su mente. De hecho esa era su única salvación.…

~*~*~*~*

Estuvo de pie delante de la lápida, incapaz de encontrar el coraje para leer el nombre grabado sobre la piedra. Ya había estado allí muchas veces después del funeral - pero, nunca había sido lo bastante fuerte alcanzar su tumba. Mientras más se acercaba, más fuerte se hizo el dolor y el sentimiento de vacío en su interior.

Era consciente que si reunía el coraje para leer su nombre, no sería capaz de fingir más que ella estaba todavía a su lado.

Se forzó por sonreír. "Hola". Susurró, mientras su voz temblaba. Su cansado cuerpo no pudo más y allí, justo frente a ella, cayo arrodillado cerrando sus ojos para aguantar el llanto. Él no quiso llorar. Era la primera vez que vio su tumba. Y, aunque sabía que era estúpido, él no quiso que ella lo viera llorar.

…El era Ash Ketchum, después de todo. Él no sabía lo que era llorar.

Hola. " dijo otra vez, suavemente " Hola… estoy aquí … "
Él no esperaba ninguna respuesta, obviamente. Pero de todos modos guardo silencio y escucho, como lo hacía cuando solía estar solo. Bien, él estaba solo ahora. Y estaba allí por una razón.
…Decir adiós.

Incluso si era doloroso, incluso si esto dolió más que nada antes, tenía que tratar de olvidar su pasado. Y ahora, él tenía tantas cosas de decir.

Él le diría que la echó mucho de menos, le diría que aún esa mañana, tres meses después de su muerte, había despertado esperando… que al abrir sus ojos la encontraría dormida a su lado. Él podría decir tantas cosas. Pero solamente le diría, "lo siento”.

Lamento no haber estado allí cuando más me necesitabas.”

“Lamento haberte dejado sola.”

“Lamento haber sido tan ciego como para no verte antes”

“Lamento haber desperdiciado tantos años sin decirte lo que sentía, por ser un cobarde “

“Lo siento…”

Permaneció callado, incapaz de decir algo más sin romper en llanto. Suspiró y abrió sus ojos, ahora llenos de lágrimas. Y finalmente encontró el coraje para leer por primera vez la inscripción sobre la lápida.

Misty Waterflower 1990-2005
Querida Hermana y amiga.

Una lágrima solitaria resbalo de su mejilla sobre el sinnúmero de cartas con su nombre, apiladas contra la lapida. "Te extraño" le susurró, " siempre te extrañare… pero supongo tengo que seguir adelante, ¿correcto?” Permaneció en silencio, tal vez esperando una especie de respuesta. Entonces suspiró y se levantó otra vez, sintiendo un nudo en su garganta. Estuvo a punto de marcharse cuando algo lo freno. Durante un momento, solamente durante un momento, había estado seguro que alguien estaba de pie detrás de él, contemplándolo con una mirada dulce y dócil.

Y sintió que lágrimas llenaban sus ojos otra vez.

Permaneció estático, sin la fuerza para girarse. Sabía que no vería nada. Pero una aroma a lilas lleno sus pulmones y sintió su toque ligero sobre su rostro , con una caricia dulce que él nunca olvidaría.

Y Solo por un momento sintió que el llorar no estaría mal.
Y cuando abrió sus ojos, estaba solo otra vez…